Carta a Agnes



Querida Agnes:



Odio las (putas) despedidas.

Llegaste un 28 de mayo trayéndome la primavera.

El viajar nos unió, y abrazándote por Príncipe supe que te harías grande.

Le eché morro, para que engañarnos. Esa noche sí que fui valiente, y está claro que la valentía trae su recompensa. 


Tal vez si yo no hubiese sido tan descarado después no hubiese habido:

Cervezas vi(vi)endo el fútbol.

Mil historias sobre viajes, el deporte, la vida y ese jefe que no echarás de menos.

Cenas en el "100 Montaditos".

Sentados hasta altas horas en tu portal, bendito portal.

Traer dulces para ti, eres mi rincón favorito de Madrid.

Paseos por el puerto comiendo un helado.

Darme palizas jugando a los bolos.

Quemarnos un poco en la playa, mientras escuchamos Lostprophets, Simple Plan, Passion Pit, The Hunna...



Sacándome fotos mientras atrapas un Krabby.

Y todo lo que hemos tenido que dejar pendiente: los partidos de basket, los viajes a Oporto, el concierto de "El Síndrome de Penny Lane"...

Fuiste por momentos mi chaleco salvavidas, mi balsa en medio del océano, mi flotador en la piscina, mi colchón en la caída.

Cambiaste mis días, cambiaste mi verano, me cambiaste a mí. 
El bueno de Po no será los mismo sin ti.



Tu ibas abriendo las alas, yo me intentaba rendir, otro verano se acaba, Vigo-Madrid.

Te vas un 1 de diciembre anticipándome el invierno.

Vigo se hace un poquito más gris si tú ya no estás aquí.

Ya sabes que la suerte no es tenerla, sino tenerte.

Y aquí te espero, en nuestras playas, en nuestras calas, en nuestro puerto, en nuestras terrazas.

Iré a visitarte. Lo prometo. Hazme hueco.

Ahora, al igual que Leiva (gracias por las ideas), yo tengo a mi "Lady Madrid".




"Tomar una cerveza contigo en el bar más cutre de la ciudad también es viajar" 
(Defreds)

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